La Noche Inversa – Reseña Anibal Barillas

En el primer relato, cuyo nombre da título a la colección completa, Anibal Barillas nos deja colgando en preguntas existenciales que se dan en el entresueño, sensaciones que pendulan sobre la intensidad de nuestra experiencia a través de los vuelos mentales cargados de penumbra. El final de este hermoso relato es una muy grata sorpresa.  

El libro completo contiene diecinueve relatos breves de sofisticada prosa y partículas poéticas que se articulan de manera exacta con la narración. Se podría decir que el libro respira con el lector y eso se agradece. Aunque eso no quiere decir que sea una colección que no merezca atención, puesto que en realidad el nivel de sofisticación de los textos requiere que el lector ponga sus sentidos en la lectura.

“El cielo huele a ceniza” fue unos de los textos que me llevó al efecto sorpresa de manera intensa y magistral. Anibal, hay que decirlo, es un narrador hecho. Esa forma sintética  de bailar con las palabras y las ideas, de invitarlo a uno a la escena, es lo que permite que este compendio valga la pena. En lo personal, y ya que estoy en loas, debo afirmar que me deleitó con la totalidad, con cada uno de los relatos de este ébano morféico.

En el prólogo que Jaime Barrios le hace a “La noche inversa” ya se sugiere el carácter psicológico y fantástico de los textos, y lo expresa así: “El lenguaje metafórico consigue legitimar lo fantástico, lo impredecible, que forma parte de una realidad plausible erigida en la ficción”. ¡Veritas!

Otro de mis textos favoritos se llama “Los dominios perdidos”, en donde se despliega una suerte de entramado de carácter físico, es decir, de fenómenos reales-fantásticos relacionados a la mera experiencia humana y su operatoriedad en el espacio/tiempo. De sus condicionantes estructurales, sus leyes que le dan sentido y permanencia. Esas leyes se ven soslayadas por esta ficción sísmica y hasta cierto punto graciosa, absurda. Es como si fuera la metáfora de dos cuerpos que se niegan a separarse a pesar de las condiciones rígidas que los mantienen a distancia. Hasta ahí dejo el comentario para dar paso al lector a que saque sus propias conclusiones. 

Sumariamente, diría entonces que el libro de Barillas es una obra de arte de mucha belleza e inteligencia. ¡Hay que celebrarlo leyéndolo!