En un reciente viaje que hice a Rusia durante junio de 2019 pude presenciar en los medios de comunicación como los mandatarios de China y Rusia, Xi Jinping y Vladimir Putin respectivamente, se reunieron en Moscú para realizar el tratado con el cual se permite a China desarrollar la tecnología 5G en terreno ruso.
Se sabe que la implementación del 5G reactivará asuntos guardados, como es el caso de la carrera espacial, la cual perdió ímpetu con el fin de la guerra fría, pues ya no habría justificación para continuar el grueso de inversión para dicho conflicto. Este nuevo movimiento China-Rusia pone en Jaque a los principales controles tecnológicos en la actualidad: Estados Unidos.
Con la tecnología 5G habrán casas automatizadas, realidad virtual en medicina para operar en tiempo real y a distancia, internet de las cosas, carros autónomos que no choquen, emergencias cubiertas en segundos, tiempos rapidísimos de descarga de material en internet, etc. Todo ésto pasará con miles de estaciones de internet a corta distancia, las cuales se comunican rápidamente con los millones de usuarios por segundo.
La cuestión es que quien controle la 5G tendrá acceso al gran flujo de información de lo usuarios del mundo que adopte esa infraestructura tecnológica. Se estima que el trabajo de instalación de dichas redes es más fácil en áreas en donde no hay mucha infraestructura que en las grandes ciudades, donde la labor municipal tendría que ser considerablemente cara en tiempo y dinero, aunque por el otro lado las ganancias económicas que la 5G promete se calcula en billones de dólares.
La empresa china Huawei será la encargada del desarrollo y montaje de la 5G en Rusia. Por tanto, estamos ante uno de los momentos más interesantes en cuanto al movimiento de los bloques económicos de las últimas décadas, y ésto gracias a las tecnologías de la información.
El control de los usuarios es un asunto de seguridad nacional para muchos países. En China los usuarios están obligados a apoyar al Gobierno en temas de seguridad nacional, y eso implica otorgar permisos con respecto a la privacidad digital. Por tanto la tecnología es uno de los campos en donde se fraguan los futuros de las naciones, y en especial aquellos que utilizan las redes computacionales con mayor profundidad.
De esta guerra tecno-económica se desprenderá la siguiente generación de países desarrollados y no desarrollados. Me interesa sobre todo comprender en qué medida los valores que hasta ahora consideramos humanos se mantendran en un entorno con y sin tecnología, y por otro lado, para el caso de América Latina, a qué bloque mundial se inclinará y qué valores cultivará en el futuro.