“El Elegido”, “Chichicaste” y “Zánganos”, componen la trilogía escrita por Rafael Romero. Desarrollada en un registro coloquial guatemalteco, con gran fluidez en la trama y con gran plasticidad, la novela recrea Guatemala: lo urbano y lo rural.
La primera parte se desarrolla en la Ciudad Capital, mientras que la segunda toma lugar en Jocotenango, un pequeño pueblo a las afueras de Antigua Guatemala en Sacatepéquez, para terminar en un ambiente completamente aislado en las cercanías del lago de Panajachel, Sololá, al norte del país. El protagonista de todas ellas será “Tolo” o “Bartolo”, un personaje místico y familiar.
Lo que más impacta de este trabajo es que se está totalmente absorto por la historia. No se puede dejar de leerla. A cualquier hora del día, en el bus, en el tren. En todos lados. Querer saber qué más va a pasar. En algún momento hay ganas de vomitar debido a los esperpentos que Romero describe con imágenes HD (High Definition). Otras veces simplemente no se puede parar de reír, al escuchar a los guatemaltecos hablando de la forma que suelen hacerlo. Es como estarlos escuchando en persona.
Ninguna de las historias narradas son meras invenciones. Todo esto puede ser tan real como ficticio, pero todo es creíble para los ambientes en que son narrados. En verdad es una serie de novelas orgánicas, puesto que su estética va con el lenguaje que le pertenece como anillo al dedo. Todo ésto sin dejar de lado algo tan propio del país: los altos niveles de violencia.
Una gran experiencia el acercarse a este universo narrativo.