La invasión de las máquinas

Erica
Erica tiene 23 años. Vive en Kyoto y su padre (creador) es Hiroshi Ishiguro. Es el robot más autónomo de la actualidad. Es capaz de mantener conversaciones simples.

Ningún Dios tiene forma o rostro definidos. Puede ser todos y ninguno a la vez. Todos los dioses son omnipresentes, ubicuos, pues están en todos lados; Son omnipotentes, pues nada les está vedado. Son seres netos y metafísicos.

La revolución informática trae consigo la generación de nuevos y más eficientes dioses. Entes capaces de responder a las solicitudes de sus fieles. Pensemos pues en Google, que de inmediato contesta lo que está a su mano, aunque esta información sea parcial. En un momento dado, eso que fue parcial, será un conocimiento universal, según las búsquedas de los fieles vayan aumentando.

Otro tanto es la inteligencia artificial, que aunado a la robótica, es uno de los pasos más importantes en la generación de seres autosuficientes. Estos avances han consagrado al hombre mismo como el principal de los grandes dioses de este siglo, el veintiuno. El ente artificial se auto alimentará por sí mismo, aprenderá a caminar en la marcha, a ganar equilibrio; conocerá lenguajes y, en su momento de plenitud, dará opinión sobre ética. Sin duda, ésto parece una película de Sci-Fi, pero para nada está fuera de nuestra realidad actual.

Ahora bien, para el caso de la realidad aumentada, un elemento completamente metafísico, no puede menos que impactarnos directamente, puesto que siglos y siglos creyendo en lo intangible, nos hace proclives a consideraciones absolutas. Quiero decir, que no hay duda que lo mostrado en una pantalla de realidad aumentada es tan existente como el mismo Jehová de los ejércitos, que ha servido para legitimar la espiritualidad de millones de humanos. Lo mismo Alá o cualquier otro Dios…

Las implicaciones filosóficas de la realidad aumentada son impresionantes. Es una epistemología novísima, una nueva forma de comprender la realidad, en donde el humano interactúa en “no tiempo” con su admirado ente metafísico, el cual le instruye, le administra entretenimiento y alimento espiritual. El caso más emblemático es, sin duda, Pokemon Go (el popular videojuego para móviles).

Sin embargo, hay toda una gama de productos de moda como: Facebook, Twitter, Instagram, Google, de los cuales somos ya hijos. Ésto es entonces: la invasión de las máquinas en nuestra vida diaria.

No sería sorprendente que los nuevos cultos, las nuevas guerras se fragüen en las plataformas tecnológicas, pletóricas de entes a los cuales estamos acostumbrados desde siempre, desde antes que hayan venido a nuestras vidas en la forma que las conocemos hoy en día. En el futuro, serán los mismos seres con diferente formato quienes nos sigan guiando. Lo importante es lo que aseguraba Mark Weiser: “Las tecnologías más profundas son aquellas que desaparecen. Ellas se tejen en la fábrica de la vida diaria hasta ser indistinguibles.”