Del maíz al metal: breve ensayo sobre las poéticas robóticas

Marco Contextual:

En la cosmovisión prehispánica mesoamericana se gesta una mitología alrededor del maíz, planta sagrada que da alimento físico y espiritual a los humanos de aquel entonces. Es en el Popol Vuh, texto antiguo y estamento espiritual del pueblo Quiché, en donde se establece dicha jerarquía mineral. Los dioses, después de varios intentos de crear a la humanidad, utilizan el maíz como materia prima para lograr su objetivo

Aunque el texto pertenece al pueblo Quiché, parece que su influencia es mucho mayor y no se reduce a un solo pueblo. Para la actualidad espiritual en la región mencionada, que compone varios países centroamericanos y una parte mexicana, el texto permanece vivo, aunque se le considere como pagano por la estructura cristiana actual. Sin embargo, el Popol Vuh y su visión del maíz sigue vigente, a tal grado que Miguel Ángel Asturias lo usa como vertiente central para una de las cumbres literarias de la América del Siglo XX: Hombres de Maíz, texto de carácter canónico en el universo de las letras.

El asunto central de esta argumentación tiene que ver con la contraposición de la poética y los materiales a los cuales ésta está ligada. Es un ejercicio de intuición y un atrevimiento de la imaginación, para dar paso a los nuevos materiales en que la poesía se sigue sumergiendo. Cuando digo materiales, quiero decir elementos físicos, materia palpable, como el maíz o el metal de las máquinas.  

Poética no antropomorfa

Es de especial interés el algoritmo generador de poesía que Google, la empresa tecnológica, ha publicado en la internet bajo el dominio http://botpoet.com/ . El juego consiste en determinar si el poema propuesto es escrito por un algoritmo o por una persona real, de carne y hueso, como la que lee el texto. En síntesis, es una prueba de Turing: una forma de verificar la inteligencia máquina, de la misma forma en que se prueban a los replicantes en la película Blade Runner a través de cuestionarios.  Para ser honesto, no siempre es fácil dar en el blanco en el juego de google.

Es ya una metáfora establecida entre los informáticos, que un robot no sea necesariamente un ente antropomórfico, es decir, un grupo de cables y piezas metálicas que tienen un comportamiento mecánico tal como un ser humano. Los robos poetas intangibles de la actualidad son algoritmos, robots no antropomórficos, que simulan comportamientos preprogramados, que han sido diseñados siguiendo patrones específicos de lenguaje humano.

¿Y cómo es ésto posible? Una potencial y factible respuesta sería que los lenguajes de programación actuales poseen fases de análisis léxico y sintáctico/semántico. Ahora, con técnicas avanzadas en el diseño de algoritmos, como por ejemplo, una técnica llamada “Programación Dinámica”, donde la idea es ir generando una serie de subproblemas de un problema general y complejo. Un problema podría ser la partición de una gran cadena de caracteres/letras, para generar palabras. Adicionalmente, es probable que haya “Recursividad” como recurso programático. La recursividad es la capacidad de retroalimentación de un programa computacional. Pensemos en la sucesión de fibonacci, ecuación que se retroalimenta de los resultados anteriores hasta llegar al resultado final. Lo seres humanos tenemos la capacidad de hacer mapeos y regresiones mentales para el caso del juego de ajedrez. Cuando uno juega, imagina las posibilidades y luego decide. Esa es una de las formas de análisis algorítmico que se usa para la solución de problemas complejos, en donde una decisión tiene significación en los pasos subsiguientes.

Es un hecho que la poesía contiene patrones tanto de estilo como de forma. No debemos olvidar que las máquinas son excelentes procesadores de patrones.

Contenedores y repositorios poéticos

El proceso de convertir ceros y unos a un lenguaje de programación es complejo, y ha sido generado gracias a la necesidad de usar las máquinas para decodificar mensajes de guerra. Casi toda la tecnología armamentística y computacional que tenemos hoy en día tiene origen en los conflictos bélicos de occidente con otra regiones del mundo.

Me parece que en el marco del humanismo, en donde el ser humano es el centro del universo, las deidades son más volátiles. La adoración al maíz sería imposible hoy en día para una gran cantidad de personas del mundo industrializado, aunque en otras partes del mundo esa práctica continúe como lo mencioné antes en el texto. Sin embargo, el ser humano sigue siendo un recipiente poético. El siguiente paso, que es donde estamos ya, es que las máquinas sean las contenedoras de una especie de sensibilidad en código computacional, muy a bajo nivel, que solo ellas comprenden, y en donde nos sentimos tarados, puesto es imposible concebir que un algoritmo logre el nivel poético que nos da la intuición humana.

El lenguaje humano mismo ha ido en aumento. Imaginemos que el origen del lenguaje fuera “Gritar / On”, “No gritar / Off”. Esta analogía serviría para definir un momento primitivo en donde las máquinas están conformando sus variables iniciales. El transistor les dió voz y hoy en día pueden retroalimentarse debido a su naturaleza protohumana en el sentido de los comportamientos y herramientas utilizadas en el análisis del lenguaje, como los analizadores léxicos y los sintácticos/semánticos.

Las máquinas no tienen un sistema agrícola que les proporcione una deidad de maíz. En cambio, su dios central podría ser la electricidad, quizá por extensión, con las nuevas tecnologías solares, las máquinas vuelvas a la adoración del sol, y hagan cultos e investigaciones para saber cómo se comporta el gran astro a fin de extender su trabajadora vida de procesador algorítmico.

Conclusión de la cualidad humana de la poesía

Un aspecto que me parece crucial, a pesar de las implicaciones de la tecnología en nuestras vidas, es el hecho de que aún nos preocupemos por que la poesía sea comprendida y continuada. Como lo he dicho antes, la poesía como tal no tiene ninguna función primordial en el mundo industrial, en el sentido que no sirve para resolver tareas conforme al mercado. Al menos es lo que yo creo.

No obstante, ese aspecto tan humano que es la poesía, sigue la marcha hacia las nuevas formas de inteligencia aún en construcción. Hay en la poesía un ente motriz de la historia humana. No sirve para nada de lo industrial pero se usa para mucho de lo humano. Creo que es ahí donde hay que centrar la atención y ver el valor en sí y para sí de la poesía como ente regulador de las cumbres culturales, que se han ido trasladando a través del tiempo histórico.

Por ésto último, el maíz, el sol, la electricidad u otro ente déico seguirán siendo parte de nuestra historia, aunque estamos en transición hacia seres cada vez menos orgánicos. En todo caso, la evolución de las especies no tiene por qué terminar con el “homo sapiens sapiens” que conocemos hoy en día. Si no lo logramos comprender es porque el humanismo tiene un poder que está en la supraestructura, y que es tan sensual que se vuelve imposible removerlo sin remover al humano per se.