Hay una escena de la película Demolition man en donde Sandra Bullock le pregunta a Sylvester Stallone de forma directa si desea tener sexo con ella. Sylvester emocionado acepta la propuesta y la espera en la sala de la casa. Cuando la chica regresa se lleva la sorpresa de su nueva vida electrónica. El sexo consiste en colocarse una máquina que controla la mente, produciendo la gran química que estimula las fibras sexuales en las personas. Pues bien, esa escena no está del todo lejos de la experiencia actual.
En los albores de la cuarta revolución industrial se fragua nuestra vida 4.0, y con dicha versión nuestra vida sexual electrónica y a distancia. No es ningún secreto que la curiosidad sexual es uno de los motores centrales del entretenimiento, y por qué no decirlo, de casi todo en nuestra vida. Muchas de las formas de arte conocidas tienen, en algún momento, inclinación a lo erótico. Sea poesía, pintura, música, danza, etc. Sean bellas artes o no, la cuestión llega a un punto de encuentro indiscutible con eros.
Dicho lo anterior, y en el marco de la gran revolución digital y el internet de las cosas, podemos darnos cuenta que ahora una persona puede masturbar a su pareja a distancia, usando dispositivos conectados a internet que emulan los movimientos de uno, replicándose en el otro a distancia, haciendo la experiencia sexual un tanto más “real”.
Una cosa es real en tanto que la pensamos, así que la realidad aumentada para tener sexo con mujeres u hombres hiperrealistas también es ya una opción del mercado del entretenimiento sexual, sin contar los burdeles en donde se puede tener sexo con personas cyborg. Se dice que uno puede escoger si la pareja sexual debe ser culta, sumisa, extraña, etc.
Aunque parezca extraño, cada vez hay más gente inclinada al consumo de estas tecnologías, al grado que el mercado sexual está ganando más espacio en la vida del ser humano 4.0. Es verdad que para los migrantes digitales es una opción y no la vida misma, pero aún así la experiencia humana ha cambiado a tal grado que cada vez estamos más imbuídos en la tecnología en cada actividad que realizamos día con día.